El sushi y el sashimi, aunque existen desde hace casi dos mil años, se han convertido en una moda mundial apenas en las últimas 2 o 3 décadas. Hasta ese momento sólo se conocía en Japón y países vecinos, pero ahora es una alternativa más a la inmensa cultura de la comida rápida.
La masificación del consumo de especies valiosas como el atún ha tenido como consecuencia el empobrecimiento de nuestros océanos. Hay muchas leyes que limitan la pesca ilegal, pero la cantidad de pescadores piratas crece todos los días y manejan un mercado estimado en ¡¡$4 mil millones!!
No estamos en capacidad de cultivar el mar como hacemos con la tierra y sin embargo explotamos y consumimos sus recursos cada día a mayor escala. Además, hay especies que simplemente no se pueden criar en cautiverio, y el atún vuelve a ser un ejemplo excelente, aunque no único, de ello: tiene que reproducirse libremente en lo profundo del océano.
Otro agravante es que la pesca industrial ha crecido exponencialmente en los últimos 50 años en los países desarrollados, y como consecuencia los mares de Japón, la Unión Europea, Taiwan, Corea, Estados Unidos y China han visto desaparecer sus antes millonarias poblaciones de peces valiosos. Ahora acuden al océano Pacífico para proseguir su pesca irresponsible.
El gran problema es que con el crecimiento de la población mundial y el abuso indiscriminado de los recursos del mar, los estamos extinguiendo de manera alarmante y si no hacemos algo pronto, permanente.
Hay un dato más que no debería pasar por alto. Dado que los océanos se han convertido en inmensos vertederos de desperdicios, muchos de esos tóxicos, como el mercurio, por ejemplo, van a parar a los cuerpos de las especies que después nos comemos. Aunque no sean tóxicos para ellos, se van acumulando en la cadena alimenticia hasta que llegan a nuestro plato, intactos, en forma de rico sushi.
Conclusión: es bueno saber de dónde viene lo que comemos.
Fuente:
www.dailymail.co.uk
www.greenpeace.org
Fotos:
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